lunes, 6 de diciembre de 2010

viernes, 19 de noviembre de 2010

A veces es necesario irse lejos para encontrarse con uno mismo. No necesito un taxi. No necesito que me lo cuenten. No necesito cuatro años de garantía. No necesito que me lo envuelvan. No necesito dormir para soñar. No necesito saber a dónde voy.
Necesito que mi vida sea un viaje.
Necesito España.
                                                                                                                                

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Stuttgart nunca defrauda. Al igual que ELLOS. Otros deberían tomar ejemplo. ¿La vuelta? Larga. Vargas Llosa me acabó por aburrir. Mala traducción. Nosotras lo habríamos hecho mejor. S leía a Homo Faber. No sé quien está más perdido, si Homo al tirarse a su hija, o nosotras al venir a la ciudad del lago. En fin. La chica italiana se durmió y se pasó de parada. Se quejó de la Deutsche Bahn. El señor de la cerveza, porque queridos míos estoy en Alemania donde se puede beber cerveza en los rincones más insospechados, le dió conversación. Demasiada. Tenía la lengua suelta. La segunda botella le ayudó. Habla del amor, de un amor. Ella era de Taiwán, estudiaba en Colonia. La hija de su mejor amigo. Mucho más joven que él. Los detalles se volvieron morbosos y dejé de prestar atención. 8 horas de tren después llegamos a Münster. El antro nos esperaba. ¿Quién se habría hecho con el poder? Intuimos una guerra civil entre pelusas y botellas. El palo, o abogado defensor como S le llama, se alzó como dictador. Mi piso sigue oliendo a los tallarines del otro día. Clase del pijiguay y después charla con el señor de Irán, la brasileña y el italiano. La brasileña resulta ser agradable, el señor de Irán habla de cine y el italiano es menos italiano de lo esperado.  Pelirrojo y con jersey negro de cuello vuelto. Le cuesta sonreír, pero cuando se nos cae el mapa encima no duda en hacerlo.Y así, cuando nos damos cuenta es miércoles, 17 de noviembre, y ya sólo quedan 29 días. Estoy sentada en mi cama. Los deberes de Herr B sin hacer, los comentarios a medio comentar y la ropa secándose en el radiador. S ve una película. Coreana. Pusimos una lavadora, y vimos los primeros puestos del mercado navideño. Quiero Glühwein e ir al cine. Escucho aquella canción que dice te fuiste a Moscú, me dejaste sin menú. Casi hora de ir pensando en la cena. Creo que tomaremos sopa, espero que fría.

 
Stuttgart, tan bonita como siempre, tan añorada como nunca.


jueves, 11 de noviembre de 2010

Felicitaciones y enhorabuenas para mi novia. Está teniendo la suerte que se merece. Cuá cuá, ella lo entenderá. Para B&R palabras de afecto. A S, en cambio, le digo las mismas todos los días: quiero irme a casa.  Aunque luego nos reímos y mucho. De ellos, siempre. I venía porque no quiere pasar frío en el establo, en realidad miente, viene por nosotras.  El pijiguay es cada semana más interesante. He decidido que voy a casarme con él, aunque él aún no lo sabe. Quiero una boda como Stanford, con cisnes, una nunca tiene bastantes cisnes. Cantaremos esa canción que tanto gusta a B, y tomaremos puré de calabaza. Calabazas como las que le dí a C. Perdona, yo soy una señorita. Ese día llovía, como todos en realidad. S gritó al ver un sapo en la acera. No le besé porque no quiero más príncipes. Príncipe sólo las galletas. Sandwich, por las noches. Y el Salami mágico. Ví una rana y me acordé de R, y de las fotos que nunca le llegué a pasar. Siempre me acuerdo. Revuelto con queso, y por la tarde con sentimientos. El queso lo arregla todo, siempre lo repito para que no se nos olvide. Y la bendita mampara, me hizo llorar el primer día, porque no había. He hecho la maleta, no metí mis vaqueros favoritos, pero llevaré el gorro. Alguien dijo que nunca se sabe cuándo puede llegar una buena ocasión para quitárselo. Son todos muy reshulones, y sólo hablan de coches. No me gustan. Como tampoco me agradan las nuevas reglas de ortografía. Son tontas, pero no como las rubias, que también. Una locura. S se queja de las botas, le hacen daño, no sabe qué coño hacer con ellas. Unas golfas, es lo que somos, la una y sin sueño, ni intención de tenerlo. Los cantos a Odin. No faltan ningún jueves. ¿A qué coño aspiran? Mañana clase con Herr B, pero nos fugaremos, el tren no espera. Y no cielo, no será como Münster, será mucho, pero que muchísimo mejor. Pienso en B&R, y en las charlas, ellas lo entienden. Siempre entienden todo. Son más listas que yo. Como las listas de espera y las esquinas de recuerdos. La taza de ovejita y los cubiertos morados. El armario de las lamentaciones. D se lamentará cuando nos vea con el palo.
La 1:11 dice el reloj. Quien espera, desespera. 34 días.
Findesemana, todo junto, en la Selva Negra.
EXPECTACIÓN. En mayúsculas.
Que no llueva.

jueves, 28 de octubre de 2010